Ni los elegidos, en la inmensa mayoría de los casos, responden a un deseo directo de los electores, ni una vez en el cargo siguen más directrices que las del jefe de su formación.
De este modo la masa política se comporta como una materia emancipada de la sociedad y entregada a las estrategias del poder del partido. Los diputados y diputadas votan esto o aquello, vociferan en el parlamento de acuerdo a las pautas que reciben para superar las coyunturas que amenazan su preeminencia o para fortalecer su posición de dominio. Y son capaces de en el peor estilo de
¿El partido representa la palanca para generar justicia, libertad y bienestar? El PARTIDO es ahora el PARTIDO, cómo Penélope sera ya el OSCAR, y perdería una parte sustantiva de su existencia si cayera en la oposición. Lo decisivo es encastillarse en el poder y, para conseguirlo, el mayor trabajo se lo llevan las maniobras de defensa o ataques permanentes a la oposición.
En el País Vasco el PNV gana las elecciones, pero los constitucionalistas pueden formar gobierno con alianzas. Unos demócratas que llevan 25 años en el poder dicen "si no gobernamos, será un golpe del frente constitucionalista". Y se quedan con el pene en uve. Es decir, enganchados, al juguete del poder.
(Iustración de Camus)
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