jueves, 5 de marzo de 2009

¿ nos multiplican por cero ?

Si se restara del tiempo que los políticos dedican a los ciudadanos el tiempo que destinan a otros políticos, ¿qué quedaría? Más o menos nada, lo que no justificaría ni su elección, ni su permanencia ni su remuneración. El poder que les conceden los ciudadanos se ha convertido ya en el gran truco de “te prometo, luego no cumplo, pero tienes que esperar otros cuatro años”. Sin embargo, votan leyes conchabándose unos con los que ofrecieron lo contrario, y se les llena la boca de vocablos que no expresan más que la vaciedad de sus cabezas. Cuando ocurre que se desata un escándalo, y ya llevamos muchos, pero quedan muchos más, se limitan a decir" pertenece al secreto del sumario"- y los periódicos lo publican-. "Estamos en un estado de derecho" y sólo hace falta que tengas que vértelas con ese derecho en estado gaseoso, para que te des cuenta que estamos sentados encima de bla,bla,bla,bla.

Ni los elegidos, en la inmensa mayoría de los casos, responden a un deseo directo de los electores, ni una vez en el cargo siguen más directrices que las del jefe de su formación.

De este modo la masa política se comporta como una materia emancipada de la sociedad y entregada a las estrategias del poder del partido. Los diputados y diputadas votan esto o aquello, vociferan en el parlamento de acuerdo a las pautas que reciben para superar las coyunturas que amenazan su preeminencia o para fortalecer su posición de dominio. Y son capaces de en el peor estilo de la España cañí, gritar arrebolados a un ministro que se salta la ley "!torero, torero!" lo que no deja de avergonzar a todos los que creemos que esos mal llamados “padres de la patria” están en primera y única ronda, para dar ejemplo.

¿El partido representa la palanca para generar justicia, libertad y bienestar? El PARTIDO es ahora el PARTIDO, cómo Penélope sera ya el OSCAR, y perdería una parte sustantiva de su existencia si cayera en la oposición. Lo decisivo es encastillarse en el poder y, para conseguirlo, el mayor trabajo se lo llevan las maniobras de defensa o ataques permanentes a la oposición.

En el País Vasco el PNV gana las elecciones, pero los constitucionalistas pueden formar gobierno con alianzas. Unos demócratas que llevan 25 años en el poder dicen "si no gobernamos, será un golpe del frente constitucionalista". Y se quedan con el pene en uve. Es decir, enganchados, al juguete del poder.

(Iustración de Camus)

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