José Luis Rodríguez Zapatero compareció el pasado 3 de noviembre con una gran sonrisa. Y no era para menos, el siempre está repleto de optimismo y con los pobres. Anunciaba una gran medida: salía en ayuda de los que más lo necesitaban: los parados. La idea consistía en aliviar durante dos años el coste de la hipoteca, rebajándola a la mitad. "No dudaré en apoyar a las familias con problemas", dijo entonces el presidente, que estimó en medio millón los posibles beneficiarios de la medida. Los resultados, por ahora, son mucho más modestos. Lejos de las previsiones gubernamentales, sólo 56 parados se ahorran cada mes el 50% del crédito por su vivienda.
Si algo demuestra el prsidente es su capacidad de conocer a los españoles. Siempre necesitan una buena dosis de optimismo, luego están tan agobiados, tan hartos y dan tantas vueltas para no conseguir nada, que lo único que les queda es la resignación, que cada día la encuentro más cristiana, y eso que no somos un país de creyentes.
Es un mentalista, y con un optimismo fundamentalista. Le funciona. España tiene un gran porvenir por delante, y... siempre lo tendrá. El futuro, será igual que el pasado pero con más deudas.
No acaba la legislatura.
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