martes, 21 de junio de 2016

Bailando la rumba con la pobreza.



El informe reconoce el avance de América Latina y el Caribe en algunos indicadores como la mortalidad materna, la desnutrición infantil o el acceso a servicios básicos como la electrificación rural, el saneamiento y el agua mejorada. No obstante, advierte de que el nivel actual de otros logros se encuentra por debajo de lo esperado, principalmente en tasa de homicidios, desigualdad de ingresos, embarazo adolescente, empleo vulnerable, pensiones y educación en lo referente a escolaridad promedio, deserción escolar y razón de maestros por alumno en el nivel básico.
También destaca que en el periodo 2003-2013 -al que la ONU considera un boom de crecimiento del PIB per cápita y sus efectos sobre la reducción de pobreza y la desigualdad- cerca de 50 millones de personas se incorporaron al mercado laboral, pero casi todos al sector de servicios: albañiles, transportistas, ayudantes en el transporte, fotocopiadores, peluqueros, empleados de cafeterías con Internet... Este tipo de empleos se desvanece porque está atado al consumo y no a la inversión. Los empleos insertados en cadenas productivas son más resilientes a las crisis y menos volátiles, explica Gray Molina.
Debido a estas fallas, entre 25 y 30 millones de personas están en peligro de recaer en la pobreza por ingresos, lo que significa una de cada tres personas que salieron de la pobreza en la última década. “No nos graduaremos de los retos del desarrollo a menos que demos respuestas apropiadas a las múltiples dimensiones que permiten a las personas vivir vidas que consideran valiosas”, señala el informe de Naciones Unidas.
“Las mujeres con mayor educación siguen ganando un 16,4% menos que los hombres. No se trata de darle más ingreso a un grupo, sino de tomar acciones contra la discriminación. Cerrar las brechas es subir la escala económica, pero para estos temas no es suficiente porque sigue habiendo diferencias entre ellos”, dijo Gray Molina a EL PAÍS.
Gran parte de la región sufre un trato desigual al margen de su nivel de ingresos, y muchas de estas formas de discriminación son invisibles a las estadísticas y las acciones de política pública, indica el informe. “Subsisten múltiples exclusiones por condición étnica, racial, color de piel, identidad sexual, condición migrante y discapacidad que no se resuelven con más ingresos. Requieren políticas de discriminación positiva, antidiscriminación y reconocimiento de derechos colectivos”, puntualiza el texto.

Solo la cultura les hará libres.