En la idiota he procurado no meterme en honduras intelectuales, sino que trataba de ir narrando- y lo que es peor-acertando la profundidad de la crisis. Desde 2008 acerté en que la crisis era en L, simplemente basándome en otras crisis similares. También anuncié que la crisis de la deuda sería mucho más grande, que Portugal caería, que Grecia quebraría y que España sería rescatada. Lo sigo creyendo y cuando cínicamente Zp dice que por lo menos no unirá su nombre a ese marrón, tiene razón: está medio oculto por los acontecimientos y las elecciones y el que tenga que hacerlo, será otro.
Creo que esto que corto y pego a continuación, es bastante serio y pone un dedo- que no todos- en la llaga. Apríetense los cinturones que vamos a tener que adelgazar.
La prensa contemporánea ha fracasado en muchos sentidos. El fracaso fundamental, creo, es atribuible a la falta de auténtica investigación. Y tiendo a culpar de ello al periodismo cultural.
En este momento de cataclismo culpamos a los bancos, a los políticos, a los burócratas, a los periodistas, a los alemanes, a los griegos, a Estados Unidos, a los especuladores, a los empresarios, al consumismo, a las agencias de valoración. Pero nadie señala a los auténticos responsables, a la gente que, parapetada tras su aparente respetabilidad, nos convenció de seguir el camino más rápido y racional hacia el desastre.
...Kojève actualiza el hegelianismo con un recurso perverso: disfrazándolo de materialismo. Asegura, como Hegel, que nuestro mundo comienza con la Revolución Francesa. Asegura, como Marx, que la dialéctica amo-esclavo es la clave del progreso humano. Hasta ahí nos movemos en terreno administrativo, no penal. Lo realmente grave, el auténtico crimen, se comete con la secularización del historicismo de Hegel y con la manipulación del materialismo dialéctico de Marx. A diferencia de Marx, que exigía un poco de esfuerzo (revoluciones, abolición de la propiedad privada, dictadura del proletariado, etcétera) antes de alcanzar el final feliz de la sociedad sin clases, Kojève afirma que el proceso resulta, si no indoloro, sí automático: de forma inexorable, sin que haga falta derribar lo esencial de las viejas estructuras, simplemente gracias al dinamismo del capital, a las comodidades del Estado del Bienestar y a la tutela de una burocracia ilustrada, se llega a la consumación de la historia: plena libertad y abundancia material.
Un amplio sector de las élites europeas funciona desde años bajo la persuasión de que, gracias a Kojève (que trabajó en el Ministerio de Asuntos Económicos de Francia como planificador del Mercado Común) y a su idealismo materialista, existe una ruta sin sacrificios ni tragedias. Para seguirla y alcanzar el feliz destino se ha considerado legítimo prescindir de algunas formalidades relacionadas con los mecanismos de la democracia (entre los que se incluye la necesidad de informar correctamente al ciudadano) y dejar las decisiones bien lejos de los caprichos populares, en manos de mandarines con buena voluntad y pleno conocimiento de lo que hace falta. Con un truco que a Marx podía salirle gracioso pero que en manos de Kojève y los suyos hace bastante menos gracia, se ha prescindido de una legitimidad pretendidamente menor y errática (la procedente del pueblo) para basarlo todo en la legitimidad suprema e inexorable de la Historia.
Los resultados están a la vista. (Enric González, para mí el mejor periodista español)
José Antonio Marina escribió al principio de esta crisis, con toda la razón, que no podíamos permitirnos el lujo de ser pesimistas ya que solo la confianza en nuestras posibilidades nos va a permitir darle la vuelta a esta situación. Pero puestos a elegir prefiero mucho más hablar con un pesimista convencido que con un escéptico, un desengañado o un cínico porque si el pesimista es honesto y entiendo que me ayudará a encontrar la raíz del problema y podremos actuar, probablemente juntos, sobre ello. Actitud, por tanto, y no fatalismo de ningún color.
Siempre creo que las mentiras no sólo ocultan la verdad, sino que acentúan los problemas. Las mentiras sólo me gustan en los relatos y cuentos. Así que ayer al oir unos minutos del debate, y viendo lo que no quiero ver, no tengo otra opción que la de rendirme...