Dos perros San Bernardo, cada uno con un ejemplar salmón de un famoso periódico financiero en lugar de su habitual barril de coñac. Imagen de Davos este año. Quizás a los asistentes le vendría mejor un trago de alcohol.
El Foro Económico Mundial sigue siendo un evento exclusivo y ostentoso en una monótona ciudad alpina, donde las heladas de los caminos llevan al bloqueo de limusines.
Ayer por la mañana de Suiza y Turquía llegaron más guardias de seguridad para preservar a los VIP.
Si, como todo el mundo dice, las empresas éste año se muestran más sobrias, la reducción sólo ha llegado ha algunos. "Lo de anoche no era exactamente sombrío o sobrio", dijo Blair
Tal vez fue el partido del final del Universo.
Así como una bomba de neutrones destruye la vida, dejando intactas las estructuras, por lo que se refiere a lo visto en Davos, la cultura económica que la sustenta está muerta- según The Guardian-
El estado de ánimo está tan decaído como los bancos.
Lo sucedido y su realidad es una cosa pero muy pocas personas aquí admiten haber hecho nada mal personalmente. El jefe de JP Morgan Chase, James Dimon, es una excepción: " me siento culpable, sí. "Todo el mundo sabe que cosas fueron hechas cosas muy graves y estúpidas."
Esto lo dice con la confianza de un sobreviviente. Los fracasos han pasado a la clandestinidad, o no son los mismos para todos.
Los dirigentes políticos, también, son prudentes, preocupados por temor de que se acuse del fin de fiesta mientras que el desempleo se dispara en todos los países.
Los mayores ausentes son la Casa Blanca. Obama tiene demasiados problemas y está demasiado reciente su toma de posesión para viajar. La sensación existente es un mundo en transformación, las estrellas de este año son China y Rusia.
No se ve un sentido de culpa colectiva, o un examen serio de qué hacer, que no sea el de la reconstrucción del mundo que ha sido perdido. Davos se parece demasiado a la investigación de un accidente en una línea aérea que tiene intención de seguir volando. Un héroe,- entre los miles- sugirió que los banqueros deberían simplemente ser encarcelados hasta devolver el dinero.
El problema con esto, es que la mayoría de ellos no tienen dinero para devolver. El océano en el que flotaba la exuberancia irracional se ha evaporado.
En las sesiones de filantropismo, Blair, Clinton, Gates y Branson presentaron un vídeo con una voz en off que declaró "la economía mundial se derrumba" - y se inventó un horrible horrible palabro para describir el efecto, "philanthrocrisis". Avisan de que ya no están dispuestos a más imágenes de "somos ricos, somos buenos".
En la prensa española se cuenta Davos más seriamente que en los grandes periódicos anglosajones. Se acabó la fiesta, ya no toca ni la orquesta.
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