En Washington entre el 30 y el 45 por ciento de los sin techo, tiene teléfono móvil. Y cuenta de correo electrónico. Y hasta los hay que gestionan un blog. Y se queda todo el mundo inmensamente asombrado.
En estos tiempos, un móvil que reciba llamdas sale por cuatro perras y además no hace falta contrato, sólo ir repostando minutos: se ha visto a más de un homeless y más de dos ir a la tienda con una taza de papel llena de monedas y moneditas. No es tan difícil.
Lo que parecía un lujo ha ido pasando de tercera a segunda necesidad hasta devenir la primera. La experiencia demuestra que se puede vivir sin casa (no es agradable, pero se puede) pero no sin móvil ni sin Internet.
Aunque para conectarse haya que hacer cola cada día ante los ordenadores de las bibliotecas públicas. ¿Para qué quiere un homeless lo wireless? Pues para muchas cosas. Para pedir ayuda si le atacan en la calle. Para organizar citas médicas. Para mantener un contacto mínimo con la familia. Para quedar con otros homeless a los que, por supuesto, no se puede llamar a casa. Para encontrar trabajo. Para conservarlo.
The Washington Post contaba este semana el caso de un homeless que llegó a serlo por una adicción a la heroína de la que ahora se está recuperando y con expectativas de salir permanentemente a flote. Tuvo la suerte de encontrar un empleo pero claro, o no podía dar un número para que le llamaran, o tenía que dar el de albergues sociales...un desastre. Hasta que se le ocurrió agenciarse un móvil y decirle a su jefe: puedes llamarme siempre que estés en un apuro porque vivo a tiro de piedra. Empezó a hacer horas extra como un poseso y el jefe, encantado, le promocionó sin saber ni sospechar nada. “Sin el móvil nunca lo habría conseguido”, reconoce, orgulloso.
Los homeless blogueros dan indicaciones para la supervivencia urbana en el día a día –baños públicos limpios y baños públicos sucios; cómo no pasar frío en invierno y cómo no achicharrarse en verano- critican a las autoridades si se lo ponen difícil y generan un sentimiento de comunidad más virtual que ninguna otra. De hecho, ellos son los únicos virtuales hasta las últimas consecuencias.
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