Las noticias sobre el aumento del paro mencionan un recorte sobre la totalidad de los campos: agricultores, albañiles, peluqueras, arquitectos, anestesistas, todos sufren la rebaja laboral. Hay dos campos, sin embargo, que se libran, los funcionarios y los políticos. La administración y los políticos componen un gigantesco teatro llamado "El Estado" donde se representan obras dramáticas, las cuales requieren una enormidad de personal. Algunos están en la tramoya o a cargo del aparato técnico (iluministas, ingenieros de sonido, escenaristas), otros en la gestión cívica y comercial (abogados, gerentes), son los que sostienen el sombrajo y tanto si representan "El Franquismo" como "La Democracia" siguen en sus lugares. Porque lo curioso de la pieza, lo que cambia, son los actores. Ellos hacen creíble o increíble la obra y reciben el aplauso o el silbido del público, que es quien paga el montaje. (Félix de Azúa)
(Instalación de las reuniones de líderes que seguirán gobernando el mundo el siglo que viene, realizada por dos artistas chinos, la realidad más real)
Porque aún cuando dice Azúa que cambian los actores, sólo cambian sus caras.
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