Ni una sola idea. Ni un proyecto creíble. Incluso los valiosos, los inteligentes –que los hay-, han tenido que venirse a menos, para no desentonar. Y así ha pasado la campaña. Sin contenido.
Pero con sueldos que hay que agradecer. Léase el caso de Leire Pajín, tres sueldos, casi 20.000 euros, de bellón que ayer alumbró una profecía y dijo: que el próximo "acontecimiento histórico de este planeta" será la coincidencia en el tiempo y el espacio de dos líderes progresistas, Barack Obama y Zapatero y que supondrá "una esperanza para muchos seres humanos".
Creo que necesita tomarse un tranquimazín. Y para no quedarse con ese embarazo mental debe utilizar la píldora postcoital.
La primera mitad de 2010 va a estar decidida en las conversaciones entre José Luis y Barack. El primero representará a una Europa progresista, a pesar de que en el Parlamento Europeo son mayoría las derechas.
Como dijo aproximadamente el divino marqués de Sade: "Socialistas, un esfuerzo más si queréis ser republicanos".
En el gigantesco barco de los tontos de la política nacional ya no cabe ni uno más. Si uno, por ser más tonto aún que el resto, tratara de subirse a la fuerza, otro caería al agua sin remedio.
Y todos lo celebrarían, en su bobería, con su irracional forma de entender la vida como una competición en la que lo único importante es mantenerse a flote y ver al enemigo flotando entre las olas. Como inconscientes chiquillos sembrando mediocridad, festejando la idiocia de sus iguales, sin darse cuenta de que son, eso, iguales. Como cortados por el mismo patrón.
Y ahora nos vienen con besos y abrazos sorpresa. Como antaño. Tantos cientos de asesores de imagen estudiando como empollones las nuevas tendencias de la manipulación -digo, de la comunicación- para volver a la misma gansada de toda la vida. La foto con el niño. La anciana asfixiada entre abrazos interminables. (Itxu Díez)
(Escultura de Jeff Koons)
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