lunes, 29 de junio de 2009

columpiándose en las palabras

La economía es esa ciencia parecida a la brujería, que se ha convertido en la moda del momento. Un economista es aquel que ve lo que ha pasado, cuando pasó. Y según uno del gremio, un hombre que sabe todas las posturas del kamasutra pero está artrítico.

Dicho ésto los gobiernos que piden más regulación, son los primeros culpables de no haber vigilado, y después los bancos por no haber visto las cuentas. Quién lo hizo mal. Todos los que dirigían el sistema. La realidad no se ve. Se habla para ocultarla.

En medio de ese "análisis" se ignora la realidad de ¿cómo y por qué pasó lo que pasó? Las respuestas son tan incomodas como inconvenientes (para los celebrantes) porque apuntan a la intervención del gobierno como el gran culpable de esta situación.

¿Quién manipuló la tasa de interés para que ésta llegara a los niveles más bajos de los últimos treinta años provocando un boom crediticio? ¿Quién incrementó el gasto de tal manera que la deuda pública estadounidense alcanzó los nueve mil millardos de dólares? Fueron el banco central y el gobierno del los E.E.U.U. respectivamente. Así que la "tormenta perfecta" fue concebida, creada y engendrada dentro de aquellas instituciones públicas que primero lanzan la piedra y luego esconden la mano. Imagínese; ¿quién sale ahora al "rescate"? ¡El gobierno! ¿Y a quién le echa la culpa? A los bancos, a donde fue a parar toda esa liquidez y quienes la invirtieron en lo que, ahora se sabe, fueron malos instrumentos. ¿Y qué solución se propone? Regulación. Imagínese la ironía: el ciego guiando al supuesto otro ciego.

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