Todo es transparente menos los flujos de capital y las cuentas secretas en paraísos fiscales. Se vota a un cliente de prostitutas caras (Berlusconi) y Aznar nos enseña sus músculos relucientes. El cuerpo da más prestigio que las ideas. Y más votos. Se envidia al que obtiene éxito (y dinero) al precio que sea. La corrupción no es vista como un mal, se admira a los corruptos ( sobre todo si no son pillados “in fraganti”). Más de un treinta por ciento de los empresarios no ve mal el soborno ( siempre que sea discreto, privado, íntimo, que no se conozca…). Vivimos en la paradoja de que lo íntimo no importa que sea público y lo que debiera de conocerse se oculta. Nos interesa más saber con quien sale el rico o el famoso de turno que lo que paga a Hacienda (lo que oculta).De lo íntimo, de lo privado, de las vidas ocultas siempre se ha hecho buena literatura, arte en general. No trato de hacer alabanza de la ocultación, del puritanismo.
(Escrbe Miguel Mora en el blog de José Andrés Rojo)
Y yo copio y pego, porque no se puede decir más en menos.Y es que todo son proposiciones..deshonestas.
(Fotografía partisana)
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