melón con jamón
Papa canaria
tortilla al romesco
Tengo una amiga que dice que Adriá y unos pocos cooking-fashion se están cargando la buena cocina mediterránea. La de toda la vida. Además son un mal ejemplo para los alevines de cocina que quieren ser como ellos. Ellos son buenos, pero sus imitadores son demasiados.
Vayas donde vayas: sea ciudad, pueblo o aldea existe un restaurante en el que esferifican los grelos, crionizan el lacón, hacen espumas con los mejillones y al huevo revuelto con patatas-mal emulsionado- le llaman tortilla deconstruída.
Los platos son cositas envueltas en cositas con un poco de verde en diferentes colores, unas gotas de aceite esparcidas y... !ale hop! son 60 euros por barba.
Dónde están aquellas tortillas de antaño que hacían llorar al primer mordisco, dónde fueron unos gazpachos con tomates no texturizados.
¿ Y por qué en Alsasua, lugar en el que se comía muy bien, los cocineros quieren ser Balenciaga pasando por Alaia. ¿Es acaso normal que todo el hace unas buenas costuras quiera tener pasarela...?
En verdad en verdad os digo, la nueva cocina es para muy pocos cocineros, todos los demás deben volver a la esencia, la comida bien hecha tipo las de sus madres. Eso sí, los platos se deben mejorar en presentación y no lanzar la comida desde el fogón.
Aquí les dejo unos pinchos para hacer boca y no se hagan ilusiones, que son como la arquitectura de última generación: sin pensar para nada en el que la vaya a habitar.
Bonitos sí...pero hechos para la foto.
*Apostilla después del comentario de Blue.
Llegas y te pasan una carta que más parece una crítica de ARTFORUM, en el que el concepto rebasa el texto y se sale de contexto. Tal que así: salmonetes Gaudí, inspirado en las baldosas-mosaico del arquitecto (verídica), estructuras a la manera de Ghery con lomos plateados de sardinas y caramelizadas con espuma de algas de los bosques de Connecticut (inventada) vasito lleno de espuma de agua ahumada con aceite, sal y picatostes para comer humo.(verídica).
Lo mejor viene cuando se supone que has ido no a comer sino a homenajear al chef, y él mismo-in person- aparece y se lanza por la vertiente de la explicación de cada plato. Plato explicación, plato explicación, plato explicación, y así hasta doce o más platos de la denominada carta larga y estrecha.
Vayas con quién vayas, un amante, un cliente, una tía soltera que necesita conversación, en éstos lugares es imposible hacer otra cosa que atender a un chef narcisista que hace una historia denominada "puesta en escena", ¿y de cocina qué?...sólo en muy contadas ocasiones.
Mi amiga conoce muy bien la nueva cocina, la cocina tecno-emocional, la cocina del mercado, la cocina del humo, y a los grandes chefs. Estuvo con uno, puro humo.
(Atención los pinchos que aparecen no son de Adriá)
12 comentarios:
Otra gilipollez de aburridos de la vida...
Dale al que llega de la patera con hambre de siglos, un plato "deconstruido" y verás lo que es el odio en la mirada.
¡Vivan las tortillas de llanto al primer mordisco!
Jamás haría cola para comer en Adriá, pero he de confesar que una vez hice una tortilla a su estilo, con patatillas (las de la bolsa) y por poco me la tengo que comer yo sola. Para llorar...de pena.
La última vez que fui a uno de estos restaurantes (de un total de dos) tuve la sensación de ser víctima de un experimento; a cada plato el camarero nos hacía una descripción detallada de lo que allí había pues nosotros no distinguíamos la carne del pescado, pero, eso sí, nos reímos mucho, y en vez de hablar de política nuestra conversación giró en torno a la mesa, y es que...esta cocina da mucho que hablar.
Marcela, ¿para cuando el blog de cocina?
Yo no he ido nunca a un sitio específico de esos, no me llega el bolsillo (haciendo un estirón llegaría, pero hay pocas ganas). Pero en cenas de empresa en restaurantes con pretensiones "deconstructivas" de quiero y no puedo, en general nos hemos descojonado con los platos inmensos y allí en medio, chiquitillo, algo que será comida.
Donde esté la comida casera, la de toda la vida, la que se hacía para alimentar y darle energía al cuerpo, que se quiten todas las gilipolleces deconstruidas de Adriá y el grupúsculo de ñoños y oportunistas que más bien parecen químicos haciendo pociones en un laboratorio. Y encima todo en nombre del ARTE.
Me cabrean estos tipos porque además de ser unos listos, van en contra de los principios del alimento como salud.
Un beso Marcela, yo seguiré disfrutando del multiorgasmo que me produce un cocido casero.
Solo digo una cosa."dios nos cría y los blogs nos juntan"
Voy a preparar una fiesta para todos los de la comida casera. Buscaremos un lugar....para amar el comer en el fin de semana.Música de esa cutre canción.
Me gusta Adrià.Y me gustan los pies de cerdo y los callos que cocina mi madre. Con pan de pueblo, vino y sifón.
No renuncio, me gusta probar.
¿Podré venir a esta comida o voy a arder en la hoguera?
Evitablu, Considero a Adría un genio de la cocina, un alquimista, y he estado una vez en su restaurante y me gustó. Conozco ese tipo de cocina porque soy donostiarra, he comido bastantes veces en Arzac,Berasategui y otros. Hablo de la influencia nefasta de que todos los que hacen cocina quieran hacer ese tipo de cocina.
Por supuesto está invitada, y te aclaro que me gusta meterme con aquello que levanta admiraciones hasta llegar a cansar.
Un beso corazón
Adriá es, como bien has dicho, un alquimista, y su cocina un laboratorio. Él se ha cansado de repetirlo. Por eso, el que piense que va al Bulli "sólo" a comer ya está partiendo de una premisa equivocada. Adriá no cocina ni bien ni mal. Cocina distinto, y para gustos los sabores.
Lo único que digo es que tantos imitadores, dándole al sifón y a la esferificación están acabando con la gran cocina mediterránea, hablo de esa cocina, y de la manía de éste país por "todos con lo último".Posmodernos que no conocieron la modernidad.
Mira quién cocina, y qué productos pone.
Cuando llego a un restaurante barato y leo, "merluza en salsa de chipirones sobre un lecho de algas kitano con mandolina", me pido lentejas viudas.
Y no llamo al auténtico Kitano para que corte con su katana, de milagro.
Al probar las almejas con turrón en Casa Marcial miré a la patria mía y dibujé un buen zarangollo.
No puedo opinar porque en contadas ocasiones he ido a ese tipo de restaurantes, pero como soy ansiosa, tengo que decir que la comida me entra por los ojos...no sé me quedan un poco famélicas las ganas ante la escasez...será por la rotundidad de mis formas
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