martes, 10 de noviembre de 2009

una historia de piratas

Está claro que el gobierno que tenemos siempre está "esforzándose" y trabajando intensamente, así que cualquier día van a tener que ir a un spa a descansar de tantos esfuerzos.
Quizás se confunden tanto por lo mucho que trabajan. La mujer de Montilla tiene más de 15 puestos que atender, y la lista de la Mari Vogue es tan larga que no puedo publicar por falta de espacio.
Hace cuarenta días comienza una película repleta de "macguffin". Los pescadores están pescando, los piratas les atacan y empiezan a negociar con ellos hace 40 días. Mientras se llega a un acuerdo monetario, dos piratas son apresados y se los traen a España, los entregan al juez que está en todos los frentes- siempre que sean internacionales, o muy mediáticos- y uno de los piratas no saben si es menor o mayor de edad, ahí se monta una de camarote de los Marx, y mientras la cosa cada vez se pone más fea; para los marineros.

Las familias mientras tanto, están desinformadas porque los del gobierno están ocupados. Y tienen a dos que sirve a los piratas que tienen a 36-ojo,al dato- para pedir más rescate y que les devuelvan a sus compinches. Las familias airadas salen pidiendo que se soluciones y comienzan a ocupar titulares. El gobierno nombra un gabinete de crisis, y la vice que lo preside se va de finde largo a Buenos Aires, que es muy amiga de Cristina.
ZP pide a los medios que no dramaticen e informen poquito para que los piratas que leen todo el rato la prensa española, sumidos en un humo de porros no se enteren de los pasos que están dando para liberar a los rehenes. Ójala todo les salga bien, lo pido por los marineros y sus familias, pero lo que es cierto que cualquier tema que les toque lo bordan. Menos mal que Obama a conseguido la aprobación de la Sanidad, porque desde la visita de el circunflejo no levantaba cabeza. En los blogs de los gobernantes ni se nombra el "alakrana", e Hipatia Pajín-como le llama S. González- estará a punto de culpar a la oposición.
Como en las grandes novelas, la increíble historia del alakrana dibuja los límites de ridículo extremo que alcanza el poder. Pero como reportaje, quizá su mayor interés radica en mostrar cómo los gobernantes más absurdos e injustos se apoyan en un amplio abanico de cómplices voluntarios o no.
Nos va a costar el triple, y lo vamos a pagar todos-ésta vez con gusto- para salvar a unos hombres que lo único que hacen es trabajar en condiciones muy precarias.

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