lunes, 30 de noviembre de 2009

pasarela de ideas

Se ha estudiado en diversos países anglosajones que la mayoría de los empleados borran los mails sin abrirlos, sólo leen aquellos que no pasan de 100 palabras. Así que los dirigentes de las compañías se han pasado a Twitter. Los mensajes perfectos deben ser –breves, concisos y reveladores–. En Gran Bretaña el ministro ha explicados los presupuestos a través de Twitter, aquí es imposible porque Salgado y el increíble hombre sonriente no los entienden.

La nueva máxima en las oficinas modernas es: obligar a todo el mundo a expresar lo que tengan que decir en 140 caracteres y acabar con el exceso de comunicados. Los mensajes no sólo se leerían más rápido y se entenderían mejor, sino que la mayoría de ellos ni siquiera se enviarían.

Comunicarse de esta forma tendría otra ventaja. Dejaría claro quiénes son realmente las personas con poder en una empresa. Los modestos empleados con buenas ideas podrían contar fácilmente con más seguidores que el consejero delegado. Aún más revelador sería el número de seguidores con respecto a escritores, ya que permite ver si la gente no sólo habla sino que también escucha.

Es posible que sea cierto para la mayoría de nosotros, pero en el caso de la gente de negocios, discrepo. Creo que twitter es la mejor herramienta de comunicación que existe; el problema es que la mayoría de los ejecutivos hace un uso desastroso. O bien lo llenan de triviales detalles personales, o lo hacen de rutinarios pormenores profesionales, lo que posiblemente sea peor. Lo primero provoca vergüenza; lo segundo, tedio. Economía de crisis empezando por los mensajes.

Lo personal sólo interesa si es una buena realidad novelada. No cuente milongas, vaya al grano. Y si le gusta la literatura escriba, verá lo difícil que es tener lectores.

(fotografía Barry Underwood)

2 comentarios:

TSI-NA-PAH dijo...

Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
saludos

Pilar Mandl dijo...

Ya pides demasiado, no sólo que aprendan a decir lo mismo con pocas palabras sino que además ESCUCHEN...
¡¡¡uffff!!!