En “La salida de la crisis”, una de las 44 cartas desde el mundo líquido
que Bauman publicó quincenalmente entre 2008 y 2009 en la revista La
Repubblica delle Donne, aparece la cuestión de las consecuencias
socio-culturales del derrumbe económico: “No sólo han sufrido un duro
embate el sistema bancario y los índices del mercado de valores, sino
que nuestra confianza en las estrategias vitales, los modos de conducta,
y hasta los estándares de éxito y el ideal de felicidad que, según se
nos repetía constantemente en los últimos años, valía la pena
perseguir, se han trastocado como si, de pronto, hubieran perdido una
parte considerable de autoridad y atracción. Nuestros ídolos, las
versiones modernas líquidas de las bestias sagradas bíblicas, se han
ido a pique junto con la confianza en nuestra economía”.
Se
plantea así entonces por primera vez en mucho tiempo la posibilidad de
un nuevo inicio, de una revisión completa del sistema
económico-cultural sobre el que se sostienen los países europeos. “Al
contrario de lo que se afirma con respecto a las ‘medidas de
emergencia’ prodigadas por los gobiernos a los administradores
bancarios (pensando, principalmente, en los telespectadores) –continúa
Bauman–, no hay remedios instantáneos para las dolencias prolongadas, y
posiblemente crónicas”.
Si el problema de fondo que permitió
que se llegase a situaciones terminales de desigualdad social, los
“daños colaterales” que millones de personas viven diariamente, se
encuentra en la constitución misma del sistema, quizá sea entonces éste
el momento indicado para reformular algunas de sus reglas de juego.
E incluso para no jugar.
(instalación de barbara kruger)
(instalación de barbara kruger)
3 comentarios:
Si, está claro que este sistema no funciona, pero a ver quién es el guapo que le pone el cascabel al gato e inventa otro sistema que no conlleve un cambio demasiado radical que no seria aceptado por la ciudadanía.
Besos y salud
El no jugar nunca es tan difícil de decir, no lo es si no te importa demasiado que piensen que eres una cría antipática, si no te paras a pensar que tal vez, si te niegas, ya nunca quieran que juegues... si nada de eso importa, si tienes claro qué sí y qué no te parece un buen juego, se puede encontrar la forma...
Luego existe también la posibilidad de tener un algo de encanto y convencer a los demás de que ese juego no mola... ;-) pero esto es complicadillo, siempre hay quien no soporta las críticas o los desplantes o no ser el centro del universo...
¿A qué prefieres jugar hoy, de mesa o a la calle? A mí el parchís me aburre mucho, pero a un dominó me apunto!
Achuchones!!!
Mmmmm.... Genín, India, se habla también de reformular algunas reglas, no sólo de dejar de jugar, y los cambios no suceden rápidamente. Y si en un momento dado decimos "no juego con estas reglas", a lo mejor no querrán dejarnos jugar nunca más, cierto. Y a lo peor no tenemos ese encanto persuasivo para convencer a los otros, pero no pasa nada, porque si miramos alrededor, nos encontraremos con otros que también dijeron "no juego", y resulta que cuando nos conocemos descubrimos que queremos jugar con esas nuevas reglas. Dios los cría y ellos se juntan, que se dice. Y cuando los otros, que no nos querían dejar jugar más, nos ven, se dan cuenta de que nuestro nuevo juego es más divertido y nos preguntarán si pueden unirse... Y no todos tenemos que jugar exactamente a lo mismo ni al mismo nivel, están los principiantes, intermedios, avanzados... cada uno según su habilidad y destreza.
A mí me encanta el tetris, India, aunque eso no se juega en equipo, ¡jaja! Pero me apunto de buena gana a un dominó, el parchís es para el invierno en la mesa-camilla con el brasero.
Hace poco vi por Internet el último programa de la temporada de Salvados, llamado "reiniciando E spaña". Al terminar me fui a la cama con una sonrisa y con mucha paz, fue un bálsamo, en uno de esos días en que te duele Ejpaña en la distancia. Me imagino que lo veríais cuando lo echaron y si no, os lo recomiendo, aún se puede ver en la 6ª. Una de las cosas que dejó muy claro un entrevistado fue que los cambios no suceden de un día para otro, que no es probable que todo el mundo se embarque en ellos, y que buenas iniciativas pasadas cayeron en el desánimo por no tener esto en cuenta.
Y si me decís que en estos años no habéis cambiado ninguna de las reglas con las que jugáis... vamos, que no me lo creo.
Marcela, me repito mucho, pero gracias por publicar estas cosas.
Mi comentario es muy largo, espero que no te importe, no tengo tiempo de "desahogarme" en mi blog últimamente, así que lo hago aquí.
Un abrazo a todos
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