viernes, 1 de octubre de 2010

hombres ladrillos



Nuestro inefable timonel está lleno de lo que Lacan llama "significancia"
¿ quiere decir insignificante...?
Eso lo pensamos algunos.
Me hago las típicas preguntas de idiota:
¿Le comprarías un coche de segunda mano?
¿Le nombrarías jefe de ventas sin saber inglés?
¿Dejarías en sus manos la contabilidad de tú empresa?
¿Aprobaría las oposiciones para ser funcionario del nivel más bajo?
¿Pasaría los exámenes de los temas de La Constitución Española?
¿Habrá leído algún libro de historia?
¿Habrá leído algo que no sea Suso del Toro, Juan José Millás o al poeta de la Moncloa?
¿Habrá leído algún libro?
¿ Su conversión es reconversión?
¿Su chapapote es ideológico o conceptual?
¿Terminará en alguna tertulia tipo "Sálvame"?

( Y ahora corto y pego la celebrada entrevista- no me atrevo a llamarle publireportaje- en El País a Zp por Millás, leer y comparar la que hizo Yasmina Reza a Sarkozy)

...Le pregunté qué iba a decir en Barakaldo, donde los socialistas celebraban el Día de la Rosa, y me dijo que iba a dar un par de titulares.
–Ya he aprendido a dar titulares –añadió con ironía–. Al principio creía que bastaba con dar ideas. Pero me decían que no, que había que dar titulares. (Celebrada entrevista en El País a Zp por Millás)

...Tras echar una cabezada en mi silla de la tribuna de invitados (un periodista de La Vanguardia me pilló y lo publicó en su crónica), poco antes de la hora de la comida me acerqué a la zona del Gobierno, colándome en el despacho del presidente sin pedir permiso, a ver qué pasaba. No pasó nada. Lo encontré tomándose unas almendras con coca-cola en vez de sorprenderlo esnifando una raya de coca. Cogí una almendra del platillo, para analizarla más tarde, y le pregunté sagazmente cómo se encontraba (no lo puedo remediar, soy un tipo incisivo). Me dijo que el debate sobre el estado de la nación era un poco agotador, como jugar dos partidos de fútbol seguidos, pero se sentía en forma. Le pregunté entonces cómo se explicaba el costalazo de Rajoy y me dijo que un debate de esas características no se pierde o se gana porque tengas una buena o una mala tarde, sino porque hayas entrenado durante todo el año.
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..–Mi experiencia de estos dos años en el Gobierno –añade– es que el poder es un buscador incansable de excusas para demorar la solución de las tareas difíciles. Yo no estoy dispuesto a caer en ese vicio. Por eso tomo decisiones cuando creo que es el momento de tomarlas. Evalúo los riesgos y mido las consecuencias, desde luego, pero en esta evaluación jamás intervienen cálculos electoralistas. No te puedes imaginar hasta qué punto esos cálculos pueden retrasar las decisiones importantes. En el problema de ETA, si no hubiera elecciones dentro de dos años, estaríamos todos de acuerdo. Fíjate, por ejemplo, en el asunto de las pensiones. Yo llevo 20 años oyendo que no se pueden subir las pensiones porque el sistema no aguanta. Pues las hemos subido y no sólo aguanta, sino que mejora. Si se hubieran cumplido las profecías de los agoreros, el sistema de pensiones habría saltado a mediados de los noventa.

...Cuando llegamos a Lleida, un colaborador se acerca a él y le dice que tiene que bajarse el último del tren.

–Siempre me tengo que bajar el último o el primero, pero aún no he averiguado de qué depende –me confía con expresión divertida.

A pie de vagón le están esperando Montilla, Maragall y las autoridades locales. Tras los saludos de rigor, la comitiva se dirige a una sala de la estación habilitada para un pequeño ágape. Antes de llegar a la sala, aún en pleno andén, Zapatero ve entre el público a un grupo de limpiadoras a las que se acerca, rompiendo el circuito establecido. Son ocho o diez chicas a las que besa y con las que bromea unos instantes antes de preguntar cuántas de ellas son catalanas. Sólo hay dos. El resto son inmigrantes. Zapatero registra el dato y continúa el recorrido.

(23 de Julio de 2006)

(Ejemplos del libro de Yasmina Reza)


Su decimocuarto libro L'aube le soir ou la nuit (El alba, la tarde o la noche) es el relato de un año siguiendo a Nicolas Sarkozy. Un retrato que ella le propuso. Y Sarkozy supo enseguida que tenía la impresión de correr un gran riesgo: "Incluso si me destruye, saldré engrandecido", le dijo.

El libro obvia las descripciones de lugares para limitarse a las relaciones entre personajes del entorno Sarkozy, con él en el centro. Aprendemos que tiene todos los tics del mundo, que cojea, que no escucha casi nunca, que siempre tiene prisa y que sólo deja de mover las piernas cuando algo le interesa realmente. Es un hortera y un tipo extremadamente inteligente. Cuando por fin ganó la elección presidencial le confesó: "En el fondo estoy contento, pero sin alegría".
Para Reza, detrás de toda la agitación de Sarkozy está una infancia no satisfecha, no culminada, infeliz y que tuvo que abandonar demasiado pronto. De ahí ciertas bromas infantiles. En Saint-Étienne, antes de un mitin, ante un pabellón de deportes repleto, le dice: "Mira, tú has estado cinco años en cartel en Londres, dos en Nueva York, pero en Saint-Étienne no eres nadie". En otro momento, tras una entrevista televisiva, se vanagloria de haber conseguido "la mejor cuota de audiencia del canal".

El presidente de la República tiene claro en qué es distinto: "Soy de derechas, pero no soy conservador. El Partido Socialista es el partido del inmovilismo

La escritora se sorprende de que no diga "ahora", pero Sarkozy no parece alguien capaz de disfrutar el presente, pues "la ambición transforma el deseo en incandescencia". "Lo tengo todo para estar contento: quería un partido y lo tengo; quería las mejores carteras y las he tenido; soñé con hacerme una situación y lo he logrado. Pero no estoy excitado. Es muy duro. Ya estoy en la presidencia. Ya no soy el de antes". Y Reza dice asistir a su "fosilización". Basta con ganar, con obtener lo que se quería, para que el motor del deseo se apague.

La comparaciones no son odiosas. No subrayo porque no soy francesa.






3 comentarios:

Blue dijo...

El nuestro no necesita rayas de coca, ya está suficientemente excitado. Sería mejor algún depresor, algo que lo hiciera aterrizar.
Si no sabe por qué tiene que bajar de primero o de último sería bueno que un día bajase en medio, para probar a ver que pasa...

Besos.

Sensei Katorga dijo...

¿Por qué para trabajar en este viejo país, aunque sea de recoge platos en la última franquicia de mierda, te piden inglés y luego ves a nuestro presidente que ni se maneja ni se encuentra en la lengua de Shakespeare?

Pilar Mandl dijo...

Odiosas... pero...