Como seguramente habréis leído, la semana pasada un "trader" de Goldman Sachs, esa empresa que se ha hecho tan famosa y que suena todos los días, escribió en El New York Times una carta diciendo como hablan los empleados de esa empresa, de sus clientes. Y lo hacen mal, muy mal.No hacía falta que lo dijera, porque en estos últimos tiempos han habido varias películas que nos lo han explicado de manera real y muy descriptiva, la ficción de sus vidas.
Ya en 2011, otro llamado Resstani había explicado "Los mercados y los fondos de inversión no creen en el plan de rescate. Ellos saben que el mercado está quemado, finiquitado, y no les importa el euro". Y concluye: "Esta crisis económica es como un cáncer. Si te limitas a esperar pensando que va a pasar, seguirá creciendo como un cáncer y entonces será demasiado tarde. Lo que aconsejo a todo el mundo es que se prepare. No es el momento de hacerse ilusiones: los Gobiernos no van a arreglar nada. Los Gobiernos no dirigen el mundo, lo dirige Goldman Sachs y a éste no le importa este rescate. Mi consejo es que la gente proteja lo que tenga porque en un año millones de personas perderán sus ahorros".
Carta a los chicos de esos bancos,
Queridos especuladores "trades", empleados de bancos de inversión y demás fauna, salvaje y depredadora, que vais a acabar con nosotros y con vosotros mismos.
La relevancia del email de un empleado de segunda -director de inversiones hay miles en esa compañía- solo se explica porque el resto de los humanos estamos deseando echarnos a vuestra yugular y cualquier motivo es bueno, justo y necesario.
Imagino que el hombre se ha quedado corto. Vuestra industria y vuestro papel en el mundo está sobredimensionado y sobrevalorado habéis creado una capa de realidad abstracta y tautológica que acaba por perder contacto con el mundo.
El mundo financiero es la expresión última de un sistema psicopático, falto de empatía y significado.
Confunde el fin [el beneficio social por el que fue creado] con el medio [el beneficio económico], y mide su eficiencia en números, en lugar de su impacto sobre el entorno social sobre el que se asienta y del cual se aprovecha.
Os creéis importantes porque os sentís iniciados en los secretos de un mundo que no es accesible para el común de los mortales. Pero al final, como ha dicho de ese tipo, sois intercambiables y prescindibles, son los cálculos los que mandan, el factor humano es cada vez menos relevante. Sois menos que un alogaritmo.
Así como el panadero vuelve sucio de harina a casa, el financiero se lleva a casa los bonuses. El panadero se limpia, el financiero se compra un Porsche.
A veces se estrella...
4 comentarios:
Marcela, entiendo tan poco de esto que ya no sé qué es lo importante, si los números o las personas.
A esta crisis económica, a veces creo que todavía le vimos una mínima parte.
Menos mal que se va el invierno y ya todo se vuelve a ver de otro color, ja, ja.
Besos.
Lo que esta claro es que si dejas "un Porche" a uno que no sabe conducir, provoca situaciones como las que estamos viendo. Mucho idiota con Porche, es lo que hay, el problema es que lo sufrimos los demás...
Lo del Porche me gustaría entenderlo en sentido figurado. Desde la segunda guerra mundial los predicadores se sumaron a la legión de los pronosticadores aunque hace ya quinientos años la bolsa, la economía se ejercía en Holanda, principados de Italia etc.. Los nuevos traders saben de la misa las dos medias, el hombre de a pie digamos que no es de su incumbencia aunque repercuta directamente en su bolsillo, y en su trabajo. Mediante las instituciones, los medios. Hasta que las instituciones y los medios no sean realmente populares, existirá este tipo de “totalitarismo” que interpreta el mundo, con irreflexiva tenacidad y coaccionada deshumanización. Barriendo las clases en pos de un dictamen ausente, presente en una base de datos cuyos algoritmos favorecen este espectáculo maquiavélico. Me gustaría pensar que dentro de esa oscura mano de la economía hiciera acto una naturaleza autodestructiva y acabara de una vez con las pirámides que la sustentan. Que la filosofía se inculcara en la política con un viento joven y el presente, sin teorías de futuro adquiriera la integridad suficiente para empezar de nuevo. Pero bueno, creo que es complicado hablar en pocas palabras sobre lo que nos está pasando, tal vez la miseria consiga tragarse a sí misma para dejar paso a algo distinto.
Un fuerte abrazo Marce.
Dejar que otros manejen nuestro dinero. A quién se le ocurre. Hasta el Renacimiento (creo) todo hombre de bien (o no) lo guardaba físicamente el mismo.
Al delegarlo en otros progresamos en eficacia económica, pero también avanzamos socialmente hacia la despersonalización profunda y la enajenación. Que con lo generado por nuestro trabajo otros especulen es síntoma del fin de los tiempos (aale)
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