Enric González es uno de esos magníficos periodistas que hay en este país y al que el Señorito Juanli, no deja publicar en su medio. En lugar de escribir en The Hufftington Post, maquiavélico periodismo que utiliza a los blogueros sin pagar, escribe en el Jot Down, un lujo a su alcance. Me gusta colgar los archivos en mis páginas en lugar de linkear así que se la pido pido prestada, para entender lo sencillo que es cualquier tema, cuando al otro lado del teclado hay una cabeza que piensa. Y ahora aquí tienen el artículo:
Supongamos
que acaba de conseguir usted 100.000 euros gracias a una herencia, un
golpe de suerte en la lotería, un delito (eso da bastante caché si
quiere fundar una dinastía de financieros) o lo que sea. Supongamos que
no desea hacer lo que haría la mayoría en su situación, como pagar la
hipoteca o comprar un billete de ida a Nueva Zelanda para comenzar una
nueva vida, sino invertir. De terrenos y ladrillos, por el momento, no
quiere ni oír hablar. Hace bien. En cuanto se pone a pensar en qué hacer
con el dinero, ingresa usted en eso que se llama “los mercados”.
Enhorabuena.
DEUDA
PÚBLICA. Un anuncio le propone que adquiera bonos a 10 años del Tesoro
español. Lo que le proponen es que le preste dinero a España. Pero usted
sabe que España ya debe un montón. Ahora mismo, el 80% del Producto
Interior Bruto. Es decir, que para pagar la deuda haría falta casi todo
lo que producen en un año entre todos los españoles (si fuera posible
trabajar sin comer ni consumir nada). ¿Se fía usted de la solvencia de
España? No mucho, ¿verdad? Como cabe la posibilidad de que España no le
devuelva el dinero en el plazo previsto, exige compensación por la vía
de los intereses. Eso siempre es así: una inversión segurísima da poco
interés; una inversión suicida da muchísimo. Alemania, que también pide
dinero, le ofrece en torno al 2%. Es solvente. España le propone pagarle
un interés del 7%. Hummm. La diferencia entre el 2% de la deuda alemana
y el 7% de la deuda española es lo que llamamos PRIMA DE RIESGO. ¿A
quién le presta usted? ¿A los alemanes, sacando poco beneficio? ¿A los
españoles, sacando un buen margen pero temiendo que al final no vaya a
ver ni la pasta que pone ni el margen que espera? Como es usted un
valiente, decide prestar a España, pero forzando un poco: sólo soltará
el dinero cuando le paguen el 7,5%. Acaba usted de elevar la prima de
riesgo.
SOLVENCIA.
Ay, amigo mío. Con su justificada codicia de inversor, ha complicado
las cosas para usted mismo y para su país. Porque el Reino de España, ya
muy endeudado, ahora no sólo tiene que devolver la deuda, sino pagar
por ella un interés cada vez más alto. Aumentan las posibilidades de que
España no pueda devolverle el dinero. Es decir, su inversión ha
contribuido a aliviar las miserias del Reino de España, pero a la vez ha
reducido su solvencia. Ingenioso, ¿no? En ese momento, las llamadas
agencias de calificación, Moody’s, Standard&Poors, etcétera, rebajan
la nota de solvencia. Tiene usted motivos para preocuparse. Y no sólo
eso: ahora el Gobierno tendrá que subirle los impuestos para poder
devolverle el préstamo. Si es usted un serio aspirante a financiero y ha
obtenido los 100.000 euros por vías inconfesables, ya se las arreglará
para no pagar impuestos.
BANCA.
Ha oído usted que la banca española ha recibido una ayuda de 100.000
millones de euros y ahora piensa que quizá tenía que haber comprado
acciones de un banco. No, no lo piense, por favor. Ya ha visto lo de
BANKIA. ¿Qué ha pasado ahí? Pues que para tapar los problemas de unas
cuantas cajas insolventes se las juntó para formar un gigantesco banco
insolvente. Fantástica idea. El presidente del banco, Rodrigo Rato,
no creó el pufo, pero se sentó sobre él y durante un año hizo como si
no existiera. Habría que preguntar al ex gobernador del Banco de España,
Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y al anterior jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, por qué permitieron que se montara ese desastre.
Aunque Mariano Rajoy,
el que prometió decir siempre la verdad, hable de préstamo a la banca,
se trata en realidad de un RESCATE. ¿Cuál es la diferencia? Muy
sencillo. Si usted tiene una deuda y puede pagarla sin problemas, no
pasa nada. Si tiene la deuda y no tiene dinero pero el banco se lo
presta, no pasa nada. Si para pagar la deuda tiene usted que suplicarle
al borde de su cuñado que le deje dinero, ya estamos en el ámbito
humillante de los rescates.
La
banca española ha tenido que pedirle un pastón al cuñado alemán, y el
cuñado, que no se fía, ha puesto sus condiciones: exige que sea el Reino
de España el que reciba el dinero (con lo que aumenta su deuda global),
lo administre y se haga responsable de devolverlo. ¿Qué quiere decir
eso? Que si un banco con problemas se lleva, pongamos, 20.000 millones
para solucionar sus pufos y luego no puede devolverlos, cosa que parece
bastante posible, será España quien pague el pato. Volverán a subirle
los impuestos. E incluso puede ocurrir que eso no baste y España ya no
tenga forma de pagar. Entonces será todo el país el que necesitará un
rescate (estamos muy cerquita de eso) y no parece que el cuñado alemán y
el resto de cuñados europeos sean tan ricos como para poder hacerse
cargo. Grecia, Portugal e Irlanda son economías pequeñas y rescatables
sin excesivos problemas (salvo para sus ciudadanos). La economía
española es demasiado grande. Puede ser que el Reino de España pida un
rescate y los cuñados contesten que hasta ahí no llegan. Cuando eso
ocurra, lamentará usted no haber emigrado a Nueva Zelanda.
EURO.
Usted, avispado amigo, ya habrá notado que el dinero es sólo papel.
Creemos que vale algo porque alguien que manda mucho nos dice que vale
lo que vale. En la Unión Europea, quien manda es Alemania porque es el
país más rico y uno de los que más ahorran, con lo que, a diferencia de
España, que no ahorra un duro, dispone de dinero para las emergencias.
El euro es, en realidad, el antiguo marco alemán con otro nombre y otros
colorines. Un alemán se fía de su moneda porque su economía es fiable y
su Gobierno es fiable. Ojo: es fiable para los alemanes. Los griegos
entraron en el euro pero contrajeron muchísimas deudas que ahora no
pueden pagar y han tenido que pedirle 170.000 millones al cuñado alemán,
quien, como buen cuñado rico, borde y moralista, ha dicho que sí pero a
cambio de que Grecia cumpla unas condiciones brutales: ni Seguridad
Social, ni salarios dignos, ni nada.
¿Qué
puede hacer Grecia? Puede obedecer al cuñado. O puede mandarlo a tomar
viento y crear una nueva moneda (basta una imprenta para eso) y fabricar
montañas de billetes. Esos billetes, se llamen dracmas u otra cosa,
serán vistos en el extranjero como dinero de Monopoly, pero en Grecia
valdrán. Nadie prestará dinero al Estado griego, que, sin embargo,
confiará en que el Fondo Monetario Internacional se apiade y realice
préstamos de emergencia porque al fin y al cabo esa es su obligación. Si
eso pasa, ¿qué pensará usted? ¿No temerá que otros países, entre ellos
España, acaben como Grecia? ¿No temerá que sus bonos españoles, que
usted pagó con euros, se conviertan en papelitos de Monopoly? ¿No le
entrará el pánico? Pues eso. Si cae un país, el pánico y el carajal
serán terribles.
¿De verdad ha pillado usted 100.000 euros? Pues piense en Nueva Zelanda. En serio.
PD. No sé ni que decir después de que suceda todo lo que sucede, así que robo sin regularización fiscal. No me importa que me mientan, lo que me molesta es enterarme.
Queridos amigos, hemos pasado del estado del bienestar al bienestar del estado (así sin mayúsculas)
Queridos amigos, hemos pasado del estado del bienestar al bienestar del estado (así sin mayúsculas)
8 comentarios:
Hay que ver que clarito lo pones...
Felicitaciones!
Besos y salud
Leí su artículo, sí. Sin embargo, tú eres capaz de resumir perfectamente la sensación que yo no sabía... en esa frase final.
Achuchones
Sin pestañear un ojo, bien explicadito. Yo empiezo hoy mismo a cavar un agujero, al otro lado new zeland.
Muy recomendable leer Jot Down, vale más que la pena. Un beso.
Ahora acaba de confirmar del todo el Eurogrupo de los cojones que el préstamo se le hace al FROB, usease, al Estado. Luego nos tocará apoquinar por los siglos de los siglos a la clase media. Los responsabes no serán los accionistas ni directivos de los bancos rescatados, que eso ya era mucho pedir.
Besos, águila de la economía.
No sé si es porque está tan bien explicado o porque al hablar de cuñado lo veo más cercano, pero sí, asusta este carajal.
Va a ser difícil llegar a Nueva Zelanda en bicicleta, ¿eh?
Besos, Marcela.
Qué explicación tan sencilla... Y gracias por el descubrimiento del jot down.
Besos
Que bien explicado! Voy a sacar el billete!
Publicar un comentario