martes, 9 de agosto de 2016

Llámame idiota para seducirme, pero soy divina de la muerte



Un mundo al alcance de todos los idiotas que sientan que realmente lo son.  Demna Gvasalia  nuevo director creativo de Balenciaga demuestra que no cabía duda de que sus propuestas iban a acaparar críticas y alabanzas a partes iguales. El georgiano, conocido por elevar a la casas que nacen a los a los altares de la industria, presentó su primera colección para la histórica casa durante la pasada Semana de la Moda de París. Y allí, entre plumíferos de proporciones imponentes, prendas deportivas y maxicadenas, se colaron los bolsos de la discordia. Si las colecciones de Gvasalia para Vetements ya eran conocidas por apropiarse de logos de otras marcas (el chándal de Champion o la camiseta con el logo de la empresa de mensajería DHL son solo un par de ejemplos), pocos dudaron en acusar al diseñador de tomar prestado el estampado de rayas arcoíris de las bolsas tradicionales tailandesas conocidas como ‘sampheng bag’.  

Las redes sociales se inundaron de jóvenes poseedores de las bolsas “originales” que ironizaban diciendo que “ellos también tenían un Balenciaga” y algunos llegaron a mostrar su preocupación acerca de si al viajar fuera de su país podrían ser acusados de llevar un bolso falso. El Departamento de Propiedad Intelectual de Tailandia, sin embargo, no tardó en acabar con los rumores de plagio: “La bolsa de arcoíris se ha utilizado en Tailandia desde hace mucho tiempo. No es ilegal llevarla a Europa ya que no es una imitación. Si uno tiene la intención de copiar; el material, modelo, forma y color deben ser los mismos”, explicó en aquel momento Nantawan Sakunkarn, director del departamento.

Aunque la sombra del copypaste dejase de planear sobre Gvasalia, sus bolsos no han abandonado los titulares de la prensa especializada. La colección de accesorios, bautizada irónicamente como ‘Bazar’, acaba de ponerse a la venta y, como era de esperar cuando la vimos sobre la pasarela, tiene todas las papeletas para convertirse en la más buscada y deseada del otoño. El modelo más pequeño cuesta 1.195 euros en la web de la firma y la versión XXL, aún más similar a las del país asiático, alcanza los 2.300. Mientras tanto, las bolsas tailandesas –que, por cierto suelen verse en los mercados o lavanderías locales– pueden comprarse por un par de euros aunque su precio ha aumentado hasta los 100 Baht, unos 3 euros, desde que subiesen a la pasarela. Eso sí, la versión deluxe es de manufactura italiana y está elaborada en piel de cordero mientras que la asiática es de plástico y nylon. 

Una notable diferencia potenciada gracias al logo de Balenciaga impreso sobre el diseño. Diez letras doradas que transforman un accesorio puramente funcional y olvidado por la industria de la moda en el nuevo ‘it bag’ de la temporada. 
(ELP)

5 comentarios:

Genín dijo...

Que bien que haya gente que se pueda permitir esos precios, espero que también tengan de alta en la SS a su chica de servicio... :)
Besos y salud

Carmela dijo...

Y pensar que tengo varias jajajaja es increíble el mundo de la moda, irreal y absurdo a veces.
Un abrazo

Francesc Cornadó dijo...

Proteger con un copyright estas majaderías es propio de un majadero. Estas cochambres deben ser copiadas y vendidas en un mercadillo. La propiedad intelectual sólo corresponde a quien tiene intelecto y que nadie presuma de originalidad. El último logro verdaderamente original ha sido el capitel dórico, a partir de esto todo lo demás son plagios.
Saludos
Francesc Cornadó

Blue dijo...

Si la de cuero es de cuero, valdrá algo más de 2 euros, pero bastante menos que 2.000.
No digo nada, si la gente paga por eso y lo hace con gusto, adelante, pero a mi no me pillan. Y menos llevando una bolsa que aún por encima va haciendo publicidad ¿Por llevarla no habría que cobrar en vea de pagar?
Lo que dice Genín también es cierto en muchos casos, pagan por estas chorradas y después no pagan en otras más importantes.
Es lo que hay.
Besos, Marcela.

pseudosocióloga dijo...

Ver para creer.
Vivir para ver.