Casi me estrello de asombro al descubrir que podemos vivir, sentir y supongo que morir indirectamente. O sea, que ciertas cosas que te pasan no te pasan a ti; mejor dicho, te pasan a ti, lo que ocurre es que no eras tú. Así pues, ¿hay dos clases de vida, la directa y la indirecta? ¿Puedo uno enamorarse o enfermar indirectamente? Imagina que te preguntan: ¿Está usted casado? Y vas tú y contestas: Indirectamente.
(Un comentario de Alejandro Gándara)
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