En en el trabajo hay un elemento irreductible de servidumbre desde el momento en que está gobernado por la necesidad y no por la finalidad. Es decir, se realiza a causa de una necesidad, ya sea la de ganarse la vida o la de generar valor, y en consecuencia es una pena, pues no tiene objeto fuera de sí mismo, no se realiza con vistas a un bien.
La idea de una necesidad como único estímulo de la acción nos proporciona la idea de un mundo completamente indiferente a nuestros deseos, pues es un mundo en que lo real y lo necesario son la misma cosa. Sin embargo, en la realidad caben más cosas que la necesidad, ya que de lo contrario seríamos individuos determinados e incluso predeterminados por nuestros recursos, cuando obviamente es posible crear esos mismos recursos o incluso inventarlos, por no hablar de la capacidad de vivir al margen de ellos.
Pero aun en el mejor de los casos, en el de un trabajo más digno, más justo, más creativo, hay siempre un elemento de desgracia esencial que ninguna enmienda a la realidad laboral, ninguna revolución, ninguna conmoción social que trate de alterar el statu quo puede suprimir. El origen de la desgracia no es social. Es espiritual. Y lo espiritual debe estar contenido en el trabajo, no fuera de él a modo de equilibrio o compensación:
"Todo el mundo repite que sufrimos de un desequilibrio debido a un desarrollo puramente material de la técnica. El desequilibrio no puede ser reparado más que por un desarrollo espiritual en el mismo dominio, es decir, en el dominio del trabajo.".
La compra del trabajo servil con compensaciones salariales es socialmente humillante y rebaja la condición moral de todos los que la aceptan. Contra ello ha de sublevarse el ser entero y apoyarse en las necesidades del alma, que para cada cual se constituyen como la exigencia de un bien absoluto. Así mismo debe ser rechazado todo lo que en el trabajo mata en el alma la facultad que constituye en ella la raíz misma de toda vocación sobrenatural. Conclusión: el tipo de trabajo contemporáneo debe ser suprimido en su totalidad.
(Simón Veil)
(Quizás parezca un poco estúpido copiar este texto de Veil, en un momento en el que trabajó se vive como el bien más preciado, pero creo que el ser humano debe tener derecho a habitar y alimentarse mínimamente a cargo de los impuestos y recaudaciones de aquellos que trabajan y de los que además disfrutan haciéndolo.)
(Simón Veil)
(Quizás parezca un poco estúpido copiar este texto de Veil, en un momento en el que trabajó se vive como el bien más preciado, pero creo que el ser humano debe tener derecho a habitar y alimentarse mínimamente a cargo de los impuestos y recaudaciones de aquellos que trabajan y de los que además disfrutan haciéndolo.)